Cloroquina e hidroxicloroquina, no es la primera vez que luchan contra una pandemia.
La hidroxicloroquina y la cloroquina tienen una historia fascinante, son medicamentos un poco "viejos" considerando que día a día se lanzan varios medicamentos al mercado, pero en el rubro de las enfermedades que tratan, nadie los ha quitado de su lugar, posiblemente no sean tan antiguos como la llamada "Reina de las enfermedades" lo que en día conocemos como Malaria, enfermedad milenaria que tiene guardado su lugar en la historia, ya que los datos indican que afectó desde la edad neolítica, a los primeros chinos, griegos y más cercano a nuestros tiempos, mató de 150 a 300 millones de personas en el siglo XX, sin importar clase social ni continente.
Ahora sí, veamos todo lo relacionado a los medicamentos, recordemos que la naturaleza es una fuente inagotable de medicamentos (guardando su debida proporción), afortunadamente la ciencia ha podido crear técnicas para sintetizar una sola molécula, la que da el efecto, de otra manera ya hubiéramos acabado con toda la flora del mundo y algunos animales, el primer compuesto que se conoce como antimalárico es la Quinina y este proviene de un árbol situado en el continente Americano, específicamente en Perú, se extrae específicamente de la corteza, bajo un tratamiento específico se llegaba a un polvo el cual tuvo varios nombres como lo son "polvo de cardenal, polvo jesuita"esto data desde 1691 donde el médico inglés William Slamon sustentaba que el polvo jesuita servia para muchos malestares.
Posteriormente en 1792 se nombró al árbol como cinchona, recorriendo un poco más el tiempo los químicos Joseph Pelletier y Jean Biename Caventou aislaron la quinina de la corteza de árbol cinchona. Muchos países buscaban tener plantaciones de árboles de cinchona pero estos no tenían el mismo rendimiento en cuanto al contenido del antimalárico. Holanda pudo tener un abasto suficiente ya que compró 14 libras de semillas y obtuvo un mejor rendimiento con lo cual pudo tener plantíos vastos en países que tenían bajo su dominio, este movimiento resultó en el 80% de la producción mundial de la quinina.
En la segunda guerra mundial, el suministro de este importante compuesto pasó a manos de los nazis, debido al dominio que ejercieron en conjunto a los países que apoyaron este triste régimen, con ello los países aliados no tenían manera de darle el dichoso medicamento a sus soldados. Nuevamente la química sale a quite de esta situación, los estadounidenses al carecer de importante arma no bélica en su arsenal, sacaron de su arsenal de medicamentos un compuesto llamado quinacrina, que fue producido por Bayer en 1932 (puede reír en este párrafo), al no tener impedimento alguno de producir el medicamento llamado Atabrine y con ello atiborrar a sus tropas, todos sabemos en qué acabó la dichosa guerra.
Los efectos adversos del Atabrine eran diversos, pero existía una muy particular que era pintar de amarillo la piel de quien lo consume, si bien no era dañino tampoco era agradable del todo, también causaba reacciones psicóticas y los soldados japoneses al enterarse de ese nuevo medicamento, les decían a los rivales (a modo de estrategia) que el consumir Atabrine causaba impotencia sexual, con esto el consumo del medicamento bajo de forma dramática. En 1934 Bayer sintetiza a la cloroquina pero ante el estallo inminente de la guerra y la sobreestimación de este compuesto lo deja en el olvido, pero la relación que tenía Bayer con Winthrop Stearns provocó que EEUU tuviera el compuesto y nuevamente lo sintetizó, pensando que ellos lo habían mejorado, no fue hasta la comparación de ambas moléculas que se dieron cuenta que eran las mismas cloroquina, se aceleró la producción de este compuesto en cantidades inimaginables (hasta 2500 millones de dosis).
Todos los medicamentos llegan a tener sus problemas, más los que ayudan a combatir infecciones, ya sean bacterianas, parasitarias o virales, la cloroquina se volvió menos efectiva contra la malaria, es por ello que posteriormente en 1964 se sintetiza la hidroxicloroquina, esto fue con la pequeña modificación de la molécula, lo que provocó que el tratamiento contra la malaria sea más efectivo y menos tóxico. En nuestra actualidad la hidroxicloroquina se usa para tratar lupus eritematoso, artritis reumatoide, malaria por citar algunas, la cloroquina se emplea para uso profiláctico contra la malaria, amebiasis extraintestinal, lupus.
Ambos medicamentos han causado revuelo ante la pandemia del SARS-CoV-2 en el carácter de indicación fuera de etiqueta, diversos investigadores han propuesto su uso en varios estudios y en la práctica clínica real, los resultados no han sido alentadores hasta el momento ya que no existe beneficio a corto plazo en los pacientes que se han empleado estos medicamentos, por favor NO consuma estos medicamentos sino tiene las enfermedades que ya se mencionaron, también le informo que NO sirven de manera profiláctica contra SARS-CoV-2, si bien no han sido efectivos, una vez más se rescatan dos moléculas hermanas que han servido a la humanidad a curar una enfermedad como lo es la malaria, su eficiencia contra el SARS-CoV-2 el tiempo, los datos clínicos y los pacientes que han sido sometidos a estos tratamientos por la actual emergencia ya lo dirá.
Ahora sí, veamos todo lo relacionado a los medicamentos, recordemos que la naturaleza es una fuente inagotable de medicamentos (guardando su debida proporción), afortunadamente la ciencia ha podido crear técnicas para sintetizar una sola molécula, la que da el efecto, de otra manera ya hubiéramos acabado con toda la flora del mundo y algunos animales, el primer compuesto que se conoce como antimalárico es la Quinina y este proviene de un árbol situado en el continente Americano, específicamente en Perú, se extrae específicamente de la corteza, bajo un tratamiento específico se llegaba a un polvo el cual tuvo varios nombres como lo son "polvo de cardenal, polvo jesuita"esto data desde 1691 donde el médico inglés William Slamon sustentaba que el polvo jesuita servia para muchos malestares.
Posteriormente en 1792 se nombró al árbol como cinchona, recorriendo un poco más el tiempo los químicos Joseph Pelletier y Jean Biename Caventou aislaron la quinina de la corteza de árbol cinchona. Muchos países buscaban tener plantaciones de árboles de cinchona pero estos no tenían el mismo rendimiento en cuanto al contenido del antimalárico. Holanda pudo tener un abasto suficiente ya que compró 14 libras de semillas y obtuvo un mejor rendimiento con lo cual pudo tener plantíos vastos en países que tenían bajo su dominio, este movimiento resultó en el 80% de la producción mundial de la quinina.
En la segunda guerra mundial, el suministro de este importante compuesto pasó a manos de los nazis, debido al dominio que ejercieron en conjunto a los países que apoyaron este triste régimen, con ello los países aliados no tenían manera de darle el dichoso medicamento a sus soldados. Nuevamente la química sale a quite de esta situación, los estadounidenses al carecer de importante arma no bélica en su arsenal, sacaron de su arsenal de medicamentos un compuesto llamado quinacrina, que fue producido por Bayer en 1932 (puede reír en este párrafo), al no tener impedimento alguno de producir el medicamento llamado Atabrine y con ello atiborrar a sus tropas, todos sabemos en qué acabó la dichosa guerra.
Los efectos adversos del Atabrine eran diversos, pero existía una muy particular que era pintar de amarillo la piel de quien lo consume, si bien no era dañino tampoco era agradable del todo, también causaba reacciones psicóticas y los soldados japoneses al enterarse de ese nuevo medicamento, les decían a los rivales (a modo de estrategia) que el consumir Atabrine causaba impotencia sexual, con esto el consumo del medicamento bajo de forma dramática. En 1934 Bayer sintetiza a la cloroquina pero ante el estallo inminente de la guerra y la sobreestimación de este compuesto lo deja en el olvido, pero la relación que tenía Bayer con Winthrop Stearns provocó que EEUU tuviera el compuesto y nuevamente lo sintetizó, pensando que ellos lo habían mejorado, no fue hasta la comparación de ambas moléculas que se dieron cuenta que eran las mismas cloroquina, se aceleró la producción de este compuesto en cantidades inimaginables (hasta 2500 millones de dosis).
Todos los medicamentos llegan a tener sus problemas, más los que ayudan a combatir infecciones, ya sean bacterianas, parasitarias o virales, la cloroquina se volvió menos efectiva contra la malaria, es por ello que posteriormente en 1964 se sintetiza la hidroxicloroquina, esto fue con la pequeña modificación de la molécula, lo que provocó que el tratamiento contra la malaria sea más efectivo y menos tóxico. En nuestra actualidad la hidroxicloroquina se usa para tratar lupus eritematoso, artritis reumatoide, malaria por citar algunas, la cloroquina se emplea para uso profiláctico contra la malaria, amebiasis extraintestinal, lupus.
Ambos medicamentos han causado revuelo ante la pandemia del SARS-CoV-2 en el carácter de indicación fuera de etiqueta, diversos investigadores han propuesto su uso en varios estudios y en la práctica clínica real, los resultados no han sido alentadores hasta el momento ya que no existe beneficio a corto plazo en los pacientes que se han empleado estos medicamentos, por favor NO consuma estos medicamentos sino tiene las enfermedades que ya se mencionaron, también le informo que NO sirven de manera profiláctica contra SARS-CoV-2, si bien no han sido efectivos, una vez más se rescatan dos moléculas hermanas que han servido a la humanidad a curar una enfermedad como lo es la malaria, su eficiencia contra el SARS-CoV-2 el tiempo, los datos clínicos y los pacientes que han sido sometidos a estos tratamientos por la actual emergencia ya lo dirá.
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