Utopía farmacoterapéutica.

Esto pudo haber pasado o no, es una utopía que deseo con todas las fuerzas a que suceda, posiblemente tú no sabes ni quien soy, ni qué hago, posiblemente no estés enterado de que existo, no es reclamo ni nada por el estilo, espero que un día el bendito azar nos una para charlar de algo que nadie te ha hablado, no es la ocasión que un papá debe de afrontar y le quiera hablar a su hijo sobre algún tema que inevitablemente el tiempo lo ponga en la mesa de la casa o en la sala de la misma.

Posiblemente y de la misma manera tengamos que hablar de algo que no le haz puesto importancia, un factor que puede ayudar a mejorar, controlar o curar, claro que sí, estamos hablando de tus medicamentos. Imagino que algún día tu médico que te ha atendido de una situación radical, que dio una vuelta de 360  grados a tu vida y a la de tu familia ya que puedes haber enfermado (no es deseo) de tal manera que hoy poy hoy, debemos de aplicarnos en conjunto (tú, médico, enfermera, farmacéutico y tus redes sociales reales, no las del internet). 

Hoy recibo una llamada telefónica de tu médico al cual y por lo general yo soy el que le llama para preguntar sobre las prescripciones que ha dejado a otro paciente las cuales no son del todo legibles (por no poner que son ilegibles al 100%, casi nunca pasa), pero en esta ocasión, no olvides que es una utopía,  en esta ocasión  tu médico me ha preguntado sobre la dosificación de dos medicamentos que son altamente específicos, esto me llena de dudas respecto al tipo de llamada que se realiza, me emociono, me lleno de miedo, felicidad, esperanza, me alegro, es una tormenta de emociones dentro de la cabeza, el corazón y el estómago, con lo cual espero y no salga después un dolor de cabeza, una gastritis, diarrea o algo por el estilo. Regresando a la llamada, acordamos una nueva llamada en lo que se busca la información que se requiere para darte lo mejor posible tus medicamentos y tus enfermedades sean apagadas.

Tras la nueva llamada, se explica al médico ampliamente los pros y contras del tratamiento, abordamos varios puntos que no habían sido considerados, estos puntos son un poco difíciles y cambian el primer plan que teníamos, nuevamente colgamos y nuevamente hablamos por teléfono con un plan más acorde a lo que tú necesitas, en esta llamada acordamos punto por punto el plan de acción para cuidarte de una mejor manera y el resultado que tengamos, sea el mejor para ti, cosa no muy fácil de llevar a buen puerto y más con los problemas de recepción de la telefonía celular.

Seguimos al pendiente de lo que suceda Dr... Esto fue lo que dije en mi utópica experiencia, nuevamente y más tarde llamó tu Dr  para pedir que mejor acuda a verte a tú casa ya que todo lo planeado requería de más que una simple llamada, con lo cual él extiende la confianza a una figura profesional que no conoces, para esto el médico hace el enlace en el cambio de los números telefónicos, habló con una persona cercana a ti y damos fecha de la cita, así como el lugar, si y efectivamente será nuestra primera vez... Será la primera vez que acuda a verte y tú conozcas a un profesional que se está insertando poco a poco en el cuidado de los pacientes, el profesional ya estaba, solo que los tiempos van siendo diferentes y las necesidades también, las cuales también se deben generar.

Llegue a tu casa un poco tarde por las actividades adicionales que van saliendo al paso del mismo día, mi primera cita con un paciente y dando cátedra de ¿Cómo llegar tarde a tu primera cita con tu paciente? Pregúntele al farmacéutico que acaba de llegar, es experto en ello. Entramos a la casa donde vives, no se con quien, no es motivo de la consulta del farmacéutico, subimos un buen número de escaleras, pasamos varias puertas en dos o tres niveles de un edificio, sin elevador por cierto, posiblemente una recomendación del farmacéutico sea que pongas un elevador o cambies de domicilio, pero tampoco es mi parte de mi actuar, lo digo por mi comodidad de no subir más escaleras, me niego. Esta bien la última puerta para llegar a sentarnos y hablar ahora si a poner en orden todo... Se abre la puerta y una última escalera.

Ya dentro de tu casa (impecable por cierto) comenzamos a hablar de todos los medicamentos que tienes prescritos y los que no, también de los que se hicieron a un lado  en el trajín de acudir a citas con médicos, estudios de imagen, estudios de laboratorio, sangre, luces, papeles y más papeles, pagos, aclaraciones con el seguro de gastos médicos, más pruebas de laboratorio para tipificar exactamente tu enfermedad y un largo andar. Hacemos preguntas en ambos sentidos, me doy el tiempo de escucharte hablar a tus posibilidades ya que la maldita sonda que tienes colocada a leguas denota que es muy molesta y tu cara refleja un dolor insuficientemente tratado a pesar de que tienes varios analgesicos en tu cuerpo, posiblemente tengamos que hacer un ajuste en ese rubro (no olvides anotarlo, es importante). Te pregunto si dentro de todo lo que tomas de medicamentos por cualquier lugar de tu cuerpo existe algun remedio herbolario, homeopatía, aguas alcalinas, caldos de zopilote, víboras de cascabel y un largo etcétera es empleado, la respuesta es contundente NO (muy bien).

Al cabo de dos horas y media de platicar y organizar, de realizar un teach back para saber si nos estuvimos comunicando de la mejor manera y esta misma no está fallando a pesar de nuestro miedo, además de mi poca experiencia, todo sale acorde a lo planeado. Salgo de tu casa y llamo a tu médico para contarle un nuevo plan y otras cosas que vi durante la visita, el dolor no es controlado del todo y a pesar de tener una buena red social y recursos para que te traten de tu enfermedad, denoto un gran desánimo, se que no es fácil llevar una enfermedad a cuestas, menos una de las denominadas  fatalistas, platicamos nuevamente y pedimos ajustar la medicación para el control del dolor con varios puntos que no te imaginas, al momento de llamar con el médico y soltar todas las recomendaciones, así como puntos de mejora los cuales se deben de trabajar en conjunto nuevamente viene ese cúmulo de emociones, las cuales hoy no hice caso ya que me había preparado como nunca para ayudarte.

Días después a la visita utópica, la llamada utópica y mi consulta utópica, me entero utópicamente que tu ánimo ha mejorado y la cara del dolor ha desaparecido, se que con ello puedes mejorar de una manera increíble, solo es que tu quieras, utopicamente agradezco al médico que me llamó y con ello me sigo preparando utópicamente para que un día utópicamente te visite en tu casa y hablemos de otras cosas que no sea de enfermedad y medicamentos.                  



    

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